Sigo cansada. Parece que un día de trabajo no es suficiente para aflojarse después de un fin de semana hogareño.
Estuve pensando por qué abrí este blog y me di cuenta de que la otra opción era el diván... y esto es gratis. Fuera de bromas, creo que no le haría caso al psicólogo pero sí me escucho mucho a mí misma y más si encima me leo.
Ayer tenía un montón de ideas para posts; hoy estoy apagada. Me prometo poner en la cartera una libretita para ir anotando las cosas a medida que surgen. ¡Qué cosa extraordinaria la mente! Parada en un tren abarrotado era un manantial; cómodamente sentada ante la computadora, estoy seca.